En 31 lugares distintos a los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación se agrupan hoy colectivos de excombatientes de las Farc. El proceso de reagrupamiento empezó hace unos meses por diversas razones: por discrepancias con un líder del ETCR, porque no encontraron soluciones sostenibles a sus necesidades, porque sus familias, conocidos o amigos les tendieron una mano en otro lugar o porque consiguieron tierra o posibilidades de un empleo.
Por la razón que sea, hoy la realidad muestra que, en muchos casos, los ETCR ya no son los lugares para adelantar la reincorporación. Los líderes del partido Farc argumentan que estos espacios cumplieron su labor: servir para verificar el cese al fuego bilateral y definitivo y garantizar la dejación de armas y que sus militantes no están obligados a permanecer allí.
El gobierno se aventura a decir que son cerca de 1.300 los hombres y mujeres que decidieron salir de los ETCR y buscar su futuro en estos nuevos puntos. El partido Farc no se arriesga con un número.
Al revisar esta información, suministrada por la Farc, se puede observar que el departamento con más puntos de reagrupamiento es Cauca, con nueve, que sumados a los cuatro ETCR ya existentes, sumaría 13 espacios donde excombatientes adelantan su proceso de reincorporación.
Según esa información, habría en total 58 lugares donde se concentran exguerrilleros, situación que genera varios interrogantes. ¿El gobierno puede garantizar la seguridad y la reincorporación a estas personas? ¿La Farc sabe dónde están sus militantes? ¿Todos los ETCR tienen razón de existir?
Esa nueva realidad muestra también que hay ETCR que tienden a desparecer como los de Vidrí, en Vigía del Fuerte (Antioquia) o Gallo, en Tierralta (Córdoba). Estos espacios nunca contaron con la infraestructura suficiente y su ubicación ha impedido que se formulen y desarrollen proyectos productivos para los excombatientes.
El gobierno, por su parte, ha insistido que su compromiso se circunscribe a ofrecer ciertos servicios a los ETCR, pero que fuera de esos espacios, no puede garantizar nada, porque la ley se lo impide. Lo que sí garantiza es una ruta de reincorporación individual. Según datos de la Agencia de Reincorporación y Normalización, son cerca de 3.000 los exguerrilleros que no quisieron hacer parte del proceso colectivo que habían planteado los líderes del partido Farc.
Otro dato interesante es la existencia de un nuevo punto en Loma Prieta Cañamomo en Riosucio, Caldas. Allí, donde funciona un resguardo indígena, terminaron llegando varios aborígenes que dejaron las armas.
Para efectos de este mapa, un nuevo punto de reagrupamiento es un lugar donde se han concentrado 12 o más personas.