Los ‘botines’ de la guerra: motores de la violencia
Denunciar negocios ilegales ha puesto en el centro de la violencia al liderazgo social antioqueño, incluyendo la ocupación informal de tierras —especialmente en Urabá, donde hay 6.655 solicitudes de restitución de tierras según datos oficiales—, el lavado de activos, cadenas de extorsión municipales, la seguridad privada que ofrecen los grupos armados ilegales y su injerencia en la corrupción de negocios legales, pero especialmente las diferentes movidas del narcotráfico, asegura el Proceso Social de Garantías. Sin embargo, más allá del interés sobre los cultivos de uso ilícito —que ha concentrado la violencia sobre liderazgos de sustitución de cultivos— e introducir y mantener el consumo de estupefacientes en buena parte de los cascos urbanos del departamento, hay otra razón clave para entender por qué Antioquia es tan atractivo para el crimen organizado.
Ubicado en la esquina noroccidental de Latinoamérica, Antioquia goza de salidas naturales hacia los océanos Atlántico, con el golfo y el puerto de Urabá, y Pacífico, con el río Atrato y las decenas de kilómetros chocoanos que lo separan de su frontera occidental (subregiones de Urabá, Occidente y Suroriente); una localización estratégica para el tráfico marítimo de narcóticos y armas. Por estas rutas saldría la droga proveniente del resto del departamento y del sur de Córdoba, que atraviesa el Nudo de Paramillo y pasa por el Bajo Cauca, el Norte y el Occidente antioqueño. Además, el departamento limita al oriente con el río Magdalena, Bolívar y Santander, posibles rutas hacia el Catatumbo y el Caribe colombiano. Esto, según varias AT de la Defensoría y mapeos previos del Proceso Social de Garantías.
Número de solicitudes de restitución de tierras por subregión
Subregión | Número de solicitudes | Número de predios | Número de titulares |
---|---|---|---|
Urabá | 6655 | 6228 | 4661 |
Oriente | 5961 | 5362 | 4017 |
Bajo Cauca | 2677 | 2529 | 2176 |
Valle de Aburrá | 1380 | 1244 | 1060 |
Suroeste | 1295 | 1209 | 884 |
Occidente | 1285 | 1111 | 840 |
Nordeste | 1230 | 1149 | 909 |
Norte | 833 | 746 | 559 |
Magdalena Medio | 575 | 543 | 427 |
Antioquia es el departamento con mayor número de solicitudes de restitución de tierras, según una base de datos de la Unidad de Restitución de Tierras; al 6 de noviembre del presente año, se registraron 21.891 solicitudes en el departamento. El despojo de tierras ha sido perpetrado no solo por grupos armados ilegales, sino también por actores legales con intereses particulares y testaferros.
Los líderes y lideresas sociales aseguran que dichos negocios ilegales y rutas estratégicas estarían bajo control o disputa, principalmente, de grupos herederos del paramilitarismo: en primer lugar las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) —o Clan del Golfo—, que desde el Urabá, donde prácticamente dominarían el Eje Bananero, influencian al resto del departamento, siendo el actor con mayor despliegue y consolidación. Y en segundo lugar, los antiguos aliados de las AGC, el Bloque Virgilio Peralta Arenas (BVPA) —o Los Caparros—, que desde el municipio de El Bagre y la vecina zona conocida como ‘Baldíos Nacionales’, impone estrictos controles sociales como toques de queda y restricciones a la movilidad en las subregiones antioqueñas del Bajo Cauca, Norte y Nordeste, así como en el sur de Córdoba, donde se disputan con las AGC, a sangre y fuego, el control de las rentas ilícitas.
Al menos un grupo de corte “paramilitar”, señalan los liderazgos, tendría influencia en la mayoría de municipios, cuyos cascos urbanos han estado permeados por el microtráfico que pone en riesgo de reclutamiento para la ilegalidad a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes del departamento, y a las personas con liderazgos que, buscando protegerles, denuncian las plazas de vicio.
Subregión | No. de hectáreas de coca (2019) |
---|---|
Bajo Cauca | 4688 |
Norte | 3430 |
Nordeste | 1261 |
Urabá | 71 |
Oriente | 15 |
Magdalena Medio | 14 |
Según el Observatorio de Drogas de Colombia, el registro de hectáreas de cultivos de coca en el departamento disminuyó, pasó de registrar 13.680 y 13.403 hectáreas en 2017 y 2018 a registrar 9.481 hectáreas en 2019. Sin embargo, preocupa la alta presencia de estos cultivos de uso ilícito en los municipios de Cáceres (1.101 hectáreas en 2019), Tarazá (2.061 hectáreas en 2019) y Valdivia (2.360 hectáreas en 2019), ubicados en las subregiones de Bajo Cauca y Norte, que siguen alimentando el negocio del tráfico de cocaína en el resto del departamento y otras partes del país. Los líderes y lideresas sociales señalaron la falta de implementación del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito (PNIS) en los territorios. La Defensoría del Pueblo, en su Alerta Temprana N° 045-20, reza que “los líderes y lideresas comunitarios, principalmente en zona rural donde es implementado el PNIS, son víctimas de homicidios, amenazas, desplazamiento forzado, desaparición forzada, entre otras graves conductas”.
El ELN, en expansión desde el Chocó hacia el Norte, el Occidente y el Urabá antioqueño, y las llamadas disidencias de las FARC, caracterizadas por su movilidad en el territorio, representan riesgos para los liderazgos y, según el caso, le disputan el control de zonas del departamento a las AGC y Los Caparros. ELN particularmente en Bajo Cauca, Occidente y Urabá (en límites con Chocó) y ex FARC en Norte y Urabá (en límites con el Nudo de Paramillo). También preocupan la presencia del llamado ‘Clan Isaza’, uno de los herederos de las AUC en el Magdalena Medio; “la presencia cada vez mayoritaria de lo que se denominan carteles mexicanos en las subregiones de Bajo Cauca y Nordeste con conexión en Urabá”, en palabras de Max Yuri Gil Ramírez de la CEV, así como en el Suroeste, según el Proceso Social de Garantías, y Medellín, de acuerdo a la revista mexicana Proceso, además de grupos desconocidos que los liderazgos no reconocen en municipios de Occidente y Suroeste.
Los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación habrían llegado al territorio, de manera transitoria, por negocios de narcotráfico. Aunque no ejercen un control territorial particular, han hecho presencia en la subregión del Bajo Cauca desde el año 2011 y han "propiciado el acercamiento entre las principales estructuras que desangraban el Bajo Cauca y municipios de las subregiones vecinas del Norte y Nordeste", según la Alerta Temprana 045-20 de la Defensoría del Pueblo.
Las que sí son bien conocidas son las viejas estructuras de la hampa paisa como La Oficina y una larga lista de bandas criminales del Valle de Aburrá, más de 140 según la AT 032-2020 de la Defensoría, que, expertas en acuerdos entre grupos criminales —La Oficina tiene más de 30 años de historia—, mantienen una “tensa calma” en Medellín y municipios de Aburrá, Oriente, Suroeste y Occidente. Algo de lo que más sorprendió en el mapeo de riesgos fue que las bandas criminales de ‘Los Pachelly’ y ‘Los Chatas’, aliadas con La Oficina, también han ingresado con microtráfico al Nordeste, aprovechando la salida de las FARC. ‘Los Pachelly’ y la banda ‘El Mesa’ o ‘Los Mesa’ también delinquirían en el Norte.
Subregión | Homicidios |
---|---|
Valle de Aburrá | 574 |
Bajo Cauca | 281 |
Suroeste | 277 |
Urabá | 158 |
Nordeste | 154 |
Oriente | 133 |
Norte | 121 |
Occidente | 78 |
Magdalena Medio | 55 |
Total | 1831 |
Fuente: datos entre enero y noviembre de 2020 de la Policía Nacional.