Diana Patricia Mejía Fonseca, de 50 años, era madre comunitaria y maestra en el hogar infantil Forcasita, ubicado en el barrio Candelaria La Nueva, en la localidad de Ciudad Bolívar, desde hace 27 años. Lideraba, junto con la Asociación Solidaridad, de madres comunitarias, proyectos en búsqueda del cumplimiento de los derechos pensionales de estas mujeres. Según sus hijos, Jonathan Martínez y Carolina Martínez, Diana asistía a muchas reuniones políticas y manejaba diferentes contactos en ese gremio. Además, la lideresa realizó estudios en administración hotelera, por lo que se dedicaba también a la organización de eventos sociales en su comunidad.

Durante un largo periodo de tiempo, Diana fue la directora de la Asociación Solidaridad, que integra a 20 jardines que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar les envía recursos. Ella era la encargada de administrar ese dinero, sin embargo, llevaba más de un año fuera del cargo para el momento del homicidio.

El sábado 3 de febrero de 2018, Diana estaba organizando una boda para una señora de la comunidad, por lo que, según Carolina, hija de la víctima, se encontraba entrando y saliendo varias veces de su casa. Cerca de las 5:45 de la tarde, Diana salió por tercera vez y se quedó conversando con su esposo a las afueras de su residencia. Un hombre se le acercó por la espalda y le propinó dos tiros en el cuello, uno de ellos rozó el brazo de una amiga que se encontraba con ella. Cuando el esposo de Diana se percató de lo ocurrido salió en persecución del agresor, quien le disparó dos veces, pero falló. Los disparos dieron contra un vehículo estacionado y el agresor emprendió la huida. 

Minutos después, los vecinos informaron al esposo de  Diana que ella se encontraba con vida, por lo que inmediatamente fue trasladada al centro médico que quedaba a una cuadra de la casa, donde falleció. Al mismo centro fue trasladada la acompañante de Diana, quien salió sin lesiones graves horas después. 

Según sus hijos, Diana nunca comunicó que tuviera amenazas, por lo que los hechos les parecen muy extraños. Ellos describen a su madre como una mujer que siempre estaba al servicio de su comunidad, “frentera”, y a quien sus vecinos apreciaban mucho. “Mi madre era una mujer entregada a la gente y ayudaba mucho a la comunidad, era muy querida por todos porque fue la profesora de casi todo el barrio; le gustaba decir lo que pensaba”, afirmó Carolina. 

El pasado 23 de febrero de 2019, en el norte de Bucaramanga se dio la captura de Jaime Leonardo Fuentes Pérez, alias ‘El Cucuteño’,  presunto asesino de Diana. Según la principal hipótesis de la Fiscalía, Fuentes se dedicaba al sicariato selectivo y fue contratado para asesinar una expendedora de droga que tenía un físico parecido con Mejía. De acuerdo con el ente investigador, el crimen fue una “equivocación” del perpetrador. Sin embargo, Carolina no cree en esa hipótesis, pues según ella: “el sicario contaba con cuatro ‘campaneros’ (cómplice vigilante) y es imposible que cinco personas se hayan equivocado de víctima (...). Querían callar a las madres comunitarias para que no siguieran con su lucha”, supone Carolina. 

Tras el asesinato de Diana, su familia se desplazó de su lugar de residencia. “Decidimos mudarnos del barrio porque mi papá sigue con miedo, él fue el único que vio al señor que mató a mi mamá”, afirmó Carolina. Sin embargo, el mensaje que le dan al presunto victimario de su madre es de perdón y reconciliación. “Nosotros lo perdonamos porque ella también lo haría. Si él quiere salir de la vida que le tocó nosotros vamos a ayudarlo en lo que podamos”, aseguró Jonathan.