Cardona
Miguel Ángel Cardona pertenecía a la Junta de Acción Comunal de la vereda La Guaira en Santuario, Risaralda, en donde ejercía como delegado ante la asociación de juntas del municipio. Nació en 1953 en un hogar campesino de La Virginia, un pueblo ubicado a escasos 30 kilómetros de Pereira, y se dedicó casi toda su vida al campo.
Desde 2007 se trasladó a Santuario, donde el Instituto Colombiano para el Desarrollo Rural, Incoder, le había entregado un predio. Allí, Miguel y su esposa Ofelia Espinoza, que era tesorera de la JAC, construyeron una casa y pusieron una tienda. El 6 de octubre de 2017 encontraron, en esa casa, los cuerpos sin vida de la pareja y de Gustavo López, un trabajador que les estaba ayudando en la finca esa semana. Todos fueron asesinados con arma blanca.
Flor Cardona, hermana de Miguel Ángel, señala que nunca tuvo conocimiento de amenazas de ningún tipo contra él ni su familia. Aunque el crimen está en fase de investigación, una de las hipótesis que manejan sus familiares es que fue un atraco: “La casa estaba vuelta nada: los closet, las camas, los colchones, todo lo voltearon al revés. Seguramente pensaban que había plata de la Junta de Acción Comunal o la tiendita”, cuenta Flor.
De hecho, el periódico El Diario, de Pereira, señaló que “en el lugar hallaron una bolsa con monedas y mucho desorden, por lo que el primer indicio del crimen es que se trata de un robo”.
Hasta el momento no hay certeza de quiénes fueron los asesinos de estas tres personas ni las razones por las que se cometió el crimen. Para Claudia Cardona, la hija de Miguel, “es una situación muy rara, porque aparentemente ellos ya habían asegurado la casa. La Fiscalía nunca volvió a decir nada, pero es posible que eso lo haya hecho alguien que los conocía y sabía cómo entrar, porque además esa noche la casa estaba sin servicio de energía”.
Miguel fue el único de los tres que no murió en Villa Rubiela, sino que fue trasladado al puesto de salud de Santuario. “La Policía alcanzó a llevar a mi papá al puesto de salud, él entró allá, por eso es muy raro que no se sepa nada, porque él en el camino tuvo que hablar con los agentes, pero ninguno da razón de nada”, señala Claudia.
De acuerdo con Jesmy Castro, presidenta de la JAC de la vereda La Guaira, “eso es tema de investigación, en la comunidad no se sabe nada, no se sabía de amenazas ni nada por el estilo. Nuestra vereda tiene apenas 13 familias y en este momento no estábamos moviendo ningún proyecto o plan que pudiera ocasionar eso”. La Guiara está ubicada a una hora en carro desde el casco urbano de Santuario y todos sus habitantes son campesinos, la mayoría dedicados a la ganadería o al cultivo de café y plátano.
Según la Monografía Político Electoral de la MOE, entre 1997 y 2007 el departamento de Risaralda sufrió la presencia de las FARC (frentes 47 y Aurelio Rodríguez, y columna Jacobo Arenas), el ELN (frentes Cacique Calarcá y Ernesto Ché Guevara), el EPL (disidencia Óscar Calvo) y, además, el Bloque Central Bolívar de las AUC.
El paso de los grupos armados por la región dejó más de 100 mil víctimas registradas. No obstante, Flor Cardona señala que ni ella ni su familia fueron afectadas directamente por ningún grupo armado. Lo mismo cuenta Jesmy Castro, quien además señala que desde la JAC no se lleva a cabo ninguna iniciativa de restitución de tierras, sustitución de cultivos ilícitos, reparación, ni temas relacionados con los derechos de las víctimas.