Machado Rentería
Durante una década estuvo amenazado por exigir la legalización del barrio donde vivía junto a docenas de familias desplazadas. A dichos predios le aparecieron propietarios y Machado los enfrentó en los estrados judiciales, argumentando ser víctimas de despojo.
El 27 de enero de 2018, hacia las cinco y diez de la tarde, su cuerpo quedó tendido en el negocio que había construido para sostener a sus 11 hijos. En el mismo parqueadero desde donde desarrollaba su disputa jurídica contra el empresario Jairo Arturo Salamando Ochoa, en defensa de las comunidades del barrio Isla de La Paz. A pesar de que Salamando siempre ha alegado ser el propietario de esos terrenos por herencia familiar, contra él fue que Temistocles Machado orientó siempre su controversia judicial.
Meses antes de su muerte, Machado denunció reiteradamente que empresarios presionaban a los habitantes del barrio para que les vendieran sus predios en cuatro millones de pesos. De hecho, algunas casas de madera fueron derrumbadas con retroexcavadoras en noches en las que sus propietarios no estaban en los predios. Esas pruebas también las acopió Machado en sus archivos personales, y con ellas también sustentó sus denuncias contra varios empresarios.
Siempre se negó a irse del territorio, contiguo a la sede de la Sociedad Portuaria de Buenaventura, y su principal pelea era por los terrenos donde se iba a construir la escuela y el puesto de salud de la comunidad, justamente en uno de los sitios en los que Salamando alegaba ser su propietario. En 2013, tras la publicación de dos artículos en este diario sobre este litigio, en particular, Jairo Arturo Salamando insistió en poseer la documentación de los bienes, correspondientes a la sentencia de un juzgado respecto a la sucesión de su abuela, Dolores Salamando, viuda de Trujillo.
La disputa judicial entre Machado y Salamando quedó registrada en varias querellas por falsedad en documento público, de un lado, y la respuesta del empresario con varias denuncias por invasión a propiedad privada. En 2015, dos hombres armados entraron al barrio, descendieron de una camioneta Toyota Land Cruiser Prado, apuntaron con pistola a un grupo de jóvenes y, antes de irse, tumbaron una valla construida por la comunidad en la que se leía: “Este lote es de propiedad comunitaria y está destinado a construir una cancha comunitaria”.
Era tan reconocida la lucha de este líder afrodescendiente en Buenaventura, que el mismo día que lo asesinaron, el presidente Juan Manuel Santos pidió que el Cuerpo Élite priorizara la investigación de este caso. Por eso, casi de inmediato, los investigadores de la Policía Judicial recolectaron pruebas claves para esclarecer el homicidio. En las cámaras de seguridad quedaron las imágenes de una motocicleta Eco De lux, color negro y rojo con dos personas a bordo. Según las pesquisas, esas dos personas posiblemente fueron encargadas de dar aviso a los autores materiales para la ejecución del crimen.
Los investigadores corroboraron que se trataba de los sujetos conocidos con los alias de “Danny” y “Samir”. Después de rastrear 1.900 números de celular, peritos del Gaula de la Policía de Cali establecieron dos líneas telefónicas que permitieron ubicar a estas personas. A finales de marzo, gracias al apoyo de fuentes humanas, también fueron señalados “Bocachico”, “Mono” y “Costeño”. Todos los sindicados resultaron ser integrantes de la banda autodenominada “La Local”, que opera en los barrios de La Carmelita y Seis de enero.
Entre el 23 y el 24 de marzo pasado se efectuaron las capturas y los detenidos fueron sindicados de homicidio agravado y concierto para delinquir. El primero fue Carlos Daniel Delgado Urrutia, conocido con el alias de “Danny”. Este sujeto fue retenido en el barrio Camilo Torres de Buenaventura, tiene 26 años y es oriundo del puerto y residente del barrio La Carmelita. En el barrio Ciudad Córdoba de Cali, el mismo día fue capturado Jorge Luis Jaramillo Valencia, de 43 años, oriundo de Barranquilla y conocido como “Costeño”.
Al día siguiente se produjo la captura de Edwin Samir Rosero Obregón, conocido como “Samir” y a quien las autoridades encontraron en el barrio Seis de enero de Buenaventura. También es oriundo de esta ciudad y pertenecía a la banda La Local, expresa el expediente conocido por El Espectador. Con estas capturas, la Fiscalía encontró rápidamente como avanzar en la investigación judicial.
Fue así como, días después de las primeras diligencias judiciales, uno de los capturados solicitó a los investigadores una audiencia para romper su silencio. La Fiscalía realizó el trámite de rigor y escuchó a alias “Danny”, quien manifestó que había sido víctima de engaño por parte del señor Jaramillo Valencia, es decir, alias “Costeño”.
Según consta en el expediente judicial, las autoridades intentaron obtener información de este segundo capturado, pero “se tornó renuente a suministrar algún tipo de información que permitiera dar con la captura de los autores intelectuales del hecho. Así mismo, manifestó que dentro de la investigación se irá a juicio y que no va a hablar con alguna autoridad”, como quedó escrito en el documento judicial que conoció este diario.
También se adelantó interrogatorio a alias “Samir”, quien manifestó que a él lo había contratado alias “Danny” para ir a cobrar un dinero por el sector donde habitaba el líder Temistocles Machado. Actualmente, las autoridades buscan al sujeto Carlos Arbey Núñez Rentería, alias “Bocachico” y a Robinson Díaz Mosquera, alias “Mono”, quienes tienen orden de captura por los mismos delitos imputados a los tres detenidos que permanecen en las cárceles del Valle del Cauca.
Hasta aquí va la investigación del caso. Para las autoridades, no cabe duda de que entre los detenidos está la autoría material del crimen, pero la gran incógnita es establecer, quién o quiénes ordenaron el asesinato. El principal detenido, alias El Costeño, de 43 años y además el único que no es de Buenaventura, se niega sistemáticamente a colaborar. La Fiscalía trata de establecer si hay nexos con las peleas judiciales que libraba Temistocles Machado, pero hasta el momento solo hay indicios que rondan.