El Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) Antonio Nariño está ubicado en la vereda La Fila del municipio de Icononzo, oriente del Tolima. Para llegar a esta vereda desde el casco urbano, son aproximadamente 40 minutos de carretera destapada y a veces en mal estado, dependiendo del clima. Sus integrantes actualmente trabajan en la generación de nuevos proyectos productivos, como un restaurante y un hotel.
Una de las cosas que más llama la atención de este espacio es el restaurante, que abre sus puertas a cualquier persona que llegue. Lo manejan Carolina y Panchita, dos excombatientes que están todo el día cocinando, lavando loza y limpiando el lugar sin mucho descanso. Cobran 7 mil pesos por cada comida y manejan un menú diario que puede ser modificado al gusto del cliente. Las personas que comen allí son generalmente profesoras y profesores, periodistas, funcionarios de la ONU y de otras entidades que visitan el ETCR y de vez en cuando excombatientes.
El restaurante queda ubicado en una de las cocinas comunales, llamadas “ranchas”, donde meses atrás cocinaban y comían excombatientes de esta zona. Ahora, con el dinero que le entra a cada persona, en las casas han adecuado pequeñas cocinas y fogones para cocinar. En el ETCR Antonio Nariño, las “ranchas” ahora son espacios de reunión y de aprendizaje, donde se dictan algunas clases.
El proyecto del restaurante hace parte de la Cooperativa de Servicios, una iniciativa de excombatientes para ofrecer diferentes servicios en la zona a través de principios como la economía solidaria, un modelo económico basado en la cooperación, la autogestión y la autonomía y centrado en las personas. Yamith Garzón, un fariano de 30 años a quien le dicen Gustavo, está encargado junto con Sonia, de otro servicio de la cooperativa: el hotel. La idea es adecuar un espacio con cuartos y baños en buen estado, para ofrecer hospedaje a personas externas a la zona.
“La idea surge por los mismos incumplimientos del gobierno. La gente se desespera y a raíz de esas dificultades y necesidades de las personas, se fue pensando en cómo hacíamos para sostenernos económicamente. Siempre estamos esperando que el gobierno nos cumpla y el gobierno no nos va a cumplir. Se trata de nosotros, del esfuerzo y el trabajo que hagamos y de nuestro compromiso con el proceso”, afirma Gustavo. En esta cooperativa también montaron la “Tienda Comunitaria Brisas de Paz”, un restaurante de comida rápida que actualmente no funciona y quieren organizar un proyecto de ecoturismo en la región.
Las otras dos cooperativas que hay en Antonio Nariño son la agropecuaria, encargada de los proyectos productivos. Maneja todo lo relacionado con animales: vacas, cerdos, gallinas y pescados, y también con los cultivos de sacha inchi -el que se muestra más avanzado-, arveja y frijol. La última cooperativa y la que está más atrasada es la llamada manufacturera, encargada de la producción objetos en cerámica y de prendas de vestir para el uso dentro del espacio y para la venta.
Otros excombatientes se apuntan al programa de la Unidad Nacional de Protección -UNP-, de entrenamiento de escoltas, para generar una fuente de renta. Es el caso de Wilson (nombre cambiado para guardar su anonimato), que piensa entrar en el proceso, pero tiene dudas. Hoy con 50 años, Wilson tiene problemas en su columna que no ha podido resolver por la cantidad de trámites que debe hacer. De lo único que está seguro es que a la manigua, como llaman a la selva, no vuelve.
En el Decreto 0580, publicado el 28 de marzo de 2018, se afirma que la fecha límite de abastecimiento de ciertos alimentos a los ETCR será el próximo 30 de junio de 2018, fecha estipulada por el gobierno nacional para que estos espacios empiecen a asumir su propio abastecimiento.
“Estamos convencidos de que la total interrupción de suministros alimentarios a los ETCR podría provocar una disminución significativa en el número de personas en esos espacios, afectando la viabilidad del proceso de reincorporación e impactando negativamente en el esfuerzo realizado por Autoridades, FARC y Comunidad Internacional hasta el momento” dijo al respecto en la W Radio, Jean Arnault, jefe de verificación de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia.
Para el excombatiente Gustavo, el atraso en los pagos para los proyectos productivos, por parte del gobierno, han llevado a que los proyectos todavía no funcionen y por esto, que el espacio Antonio Nariño no pueda valerse por su cuenta aún.
En La Fila ya no quieren entrevistas, quieren mejoras
Este es el punto de concentración de excombatientes de las Farc más cercano a Bogotá, con cerca de 3 horas de distancia. Por ello, ha sido una de las zonas más visibles y con más cubrimiento en medios de comunicación nacionales e internacionales. Como otras zonas, pero en mayor medida, también ha sido visitada por empresas, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, estudiantes universitarios y jóvenes de partidos de izquierda que han dejado pintados murales de los grandes comandantes de la exguerrilla.
En este espacio de concentración que unos meses atrás acogió a tanta gente externa, ahora predomina el silencio y una que otra canción de salsa, vallenato o música popular. La comunidad fariana de Antonio Nariño no está interesada en más entrevistas, ya han dado muchas, afirma una excombatiente mientras alza a su bebé de cuatro meses. Otras personas sienten desconfianza y temen que lo que digan sea usado en su contra o en contra del movimiento.
A pesar de las visitas frecuentes, en esta zona siguen existiendo necesidades de infraestructura, de salud y de servicios básicos. Sin embargo, l Oficina del Alto Comisionado para la Paz, en su registro del ETCR de Icononzo, afirma que el avance infraestructural es del 100%.
En la zona hay un puesto de salud en alianza con el hospital de Icononzo pero no funciona permanentemente y brinda servicios básicos. En el reporte del Alto Comisionado para la Paz, también se afirma que el espacio cuenta con un servicio de ambulancia. Sin embargo, el 26 de abril de 2018, cerca al ETCR, se estrellaron dos carros, uno de la comunidad fariana y otro de un escolta de la Unidad Nacional de Protección (UNP). En el accidente resultó herida, por cortadas en el cuello, una excombatiente con embarazo de tres meses. En el espacio territorial no había ninguna ambulancia por lo que se solicitó una del casco urbano. La ambulanca llegó cerca de una hora después y con ella se fue la excombatiente sin dejar de acariciar su barriga de embarazada.