Después de que en agosto de 2019 se anunciara el fin de la figura jurídica de los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR), estos lugares en donde han vivido excombatientes y sus familias pasaron a una etapa de transición. Para quienes habitan estos espacios ha sido todo un reto convertirlos en su hogar permanente, pues sin el apoyo del Gobierno el acceso a servicios básicos como el de salud o educación queda en vilo.
Si le preguntaran, ¿cuáles son las necesidades básicas que se deben satisfacer para que una comunidad pueda desarrollarse?, probablemente pensará que es importante que, por lo menos, las personas tengan acceso a vivienda, salud, educación y trabajo. Precisamente, esas son algunas de las peticiones que los habitantes del ETCR ( hacen para que puedan continuar con su proceso de reincorporación.
El de Mesetas, en Meta, es uno de los 24 espacios que habitan los excombatientes de las Farc junto con las familias que han venido formando, y podría ser uno de los antiguos ETCR que podría incorporarse al municipio de Mesetas como vereda, corregimiento o centro poblado. Ese es el objetivo de quienes han permanecido allí: legalizar su territorio y desarrollar sus proyectos de vida en este espacio, aunque conseguirlo ha sido un desafío constante.
Una de las lideresas políticas de este espacio, cuenta cuáles han sido esas dificultades, sobre todo para mujeres y niños, que han tenido en esa transición a la sociedad civil.