RIESGOS DIFERENCIALES
El riesgo de ser mujer y persona diversa
En Chocó, la violencia de género es visible en la vida cotidiana. Una de las personas que ejerce el liderazgo social en el departamento aseguró que “las mujeres son amenazadas para que no ejerzan liderazgos". En municipios como Istmina y Quibdó, también identifican una violencia contra mujeres lesbianas y hombres gay. En las comunidades, según dijeron líderes y lideresas de todas las subregiones, la mayoría de personas de la comunidad LGBTI han tenido que salir hacia los cascos urbanos en medio de la discriminación.
Quienes ejercen la defensa de los derechos humanos con enfoque de género en el territorio afirmaron que la violencia es distinta para las mujeres y la población diversa. “No es lo mismo ser una mujer negra, trans, mestiza, indígena, nuestros problemas por la orientación sexual son diferentes porque uno también siente miedo y ha sido agredida, que no son solo físicas, verbal son muy fuertes, de las Fuerzas Militares, de los grupos ilegales, porque cuando uno llega al territorio, ellos ya saben que uno llegó, por eso tiene que tener mucho cuidado con lo que habla, cómo se habla y el contexto. Uno corre mucho riesgo para hacer incidencia en las subregiones", manifestaron.
“Las poblaciones LGBTI definitivamente están más vulnerables, porque sus iniciativas todavía están en procesos de madurez y no han logrado llegar a las comunidades. Esta población está totalmente abandonada porque no se pueden ubicar con organizaciones étnicas, ni con consejos, ni con resguardos. No tienen ningún respaldo y, por lo tanto, lo que les esté sucediendo a ellos es mucho más invisibilizado", aseguró una persona de cooperación internacional con conocimiento de causa.
Mujer embera en Chocó. Crédito: Mauricio Alvarado, Archivo El Espectador
Contra las mujeres, la violencia sexual ha sido frecuente en el territorio. "Los grupos nos miran como una cosa, como un objeto que sirve para dar placer. Nos quieren tomar en el momento en que ellos quieran y no nos podemos negar. Nos pasa a todas, niñas, adolescentes, mayoras", afirmó una lideresa. En 2020, según datos de la Policía Nacional, se presentaron al menos 199 casos de violencia sexual en el departamento. Los municipios con más hechos fueron Quibdó (83), Riosucio (27) y Tadó (12). El 85% de los casos afectó a mujeres, el otro 15% a hombres. Al respecto, no se tiene información de la población LGBTI.
“Para nosotras es duro como mujeres defendernos en ese sentido porque tampoco sabemos cómo hacerlo. Nos toca callar porque nos da miedo, tristeza recordar eso, preferimos que nadie nos insinúe que fuimos violadas por esa gente. Es difícil porque a veces tenemos novios, maridos, ¿y cómo les decimos que nos pasó eso?", comentaron en el mapeo.
La violencia contra la mujer también ocurre desde la institucionalidad, según denunciaron personas defensoras de derechos humanos. Muchas veces, cuando una mujer agredida va a poner la denuncia, se le revictimiza y no se cumplen los protocolos para atenderla. “Esto es más grave en las zonas donde no hace presencia la Defensoría", manifestaron. El equipo de la Paz en el Terreno envió una solicitud de información a la Secretaría de Integración Social de la Gobernación del Chocó para conocer las medidas de protección, atención y contención de estas violencias, pero al cierre de esta edición no se recibió respuesta.
Aunque varios líderes dijeron que sienten que las mujeres han ido abriéndose paso en los debates públicos, algunas lideresas afirmaron que aún falta mucho en el tema y que el cuidado del hogar dificulta la posibilidad de que muchas mujeres asistan a los espacios de capacitación y participación.
Una muestra del miedo de ser mujer y lideresa social en un territorio con el conflicto armado latente como Chocó, es la disminución en la participación electoral de las mujeres en las últimas elecciones locales y regionales, donde se pasó de nueve alcaldesas a tan solo dos en 2019. “Cuando estuvimos indagando con mujeres candidatas, se pudo notar que muchas desistieron de intentar lanzarse por temas de seguridad. El hecho de que haya una fuerte presencia de grupos al margen de la ley en unos municipios concretos, hizo que muchas mujeres, aunque tenían el interés y el perfil, no se postularan", afirmaron.
Niños embera en Chocó. Crédito: Mauricio Alvarado, Archivo El Espectador.
Una juventud disminuida
La falta de oportunidades para la juventud es una de las mayores preocupaciones que manifestaron los líderes y lideresas sociales de todas las subregiones del Chocó, incluso un representante del Ejército Nacional le dijo a La Paz en el Terreno que la mayoría de jóvenes que salían de prestar el servicio militar no encontraban empleo. Esta situación ha convertido a los grupos armados y a los cultivos de uso ilícito, prácticamente, en las únicas salidas.
Las familias han optado por sacar a los jóvenes de los territorios, no solo para evitar que sean reclutados, sino también en búsqueda de mejores oportunidades laborales y educativas. “En los territorios no hay colegios ni universidades, ni el SENA, eso hace que los jóvenes se vayan para las grandes ciudades y así se va perdiendo la cultura, porque lo que nosotros pensamos es que si el pueblo negro quiere avanzar, tenemos que estar unidos", afirmó una persona que ejerce el liderazgo social. Esta situación también ha debilitado el surgimiento de los liderazgos jóvenes. Algunas personas en territorio manifestaron que las juventudes ya no están tan interesadas en esta labor. Aunque con la firma del Acuerdo de Paz y la creación de las Escuelas de Capacitación se veía un interés en esta población, ha ido disminuyendo. “A los jóvenes ya no les interesa los liderazgos ni participar de estos espacios porque no tienen condiciones, en cualquier momento se tienen que desplazar de las comunidades", comentó un defensor de derechos humanos.
Para un investigador que ha trabajado en el departamento de Chocó, los liderazgos juveniles no necesariamente se están acabando, sino que ellos han entendido que ya no pueden ejercerlos de maneras muy visibles.