Resguardo indigena en Caldono: Territorio que cree y le apuesta a la paz colectiva

En el municipio de Caldono, Cauca, en la vereda de Villahermosa, Resguardo de Venteadero, se encuentra un Nuevo Punto de Reagrupamiento (NPR, identificado así por las autoridades indígenas del resguardo) constituido a través de la Cooperativa Integral Indígena Mixta Nuevo Punto de Reincorporación Caminos de Paz, Coasociados. La conforman 18 excombatientes que hicieron parte del Frente 30 de las FARC, que tuvo incidencia sobre todo en la Costa Pacífica. Hicieron parte de la Zona Veredal Transitoria de Normalización de Buenos Aires en La Elvira, donde adelantaron el proceso de dejación de armas. Decidieron dejar el punto de La Elvira, luego de que se transformara en un Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR), porque sentían la necesidad de hacer su proceso de reincorporación junto a su comunidad. “Decidimos salir del punto ETCR por la razón de que en el resguardo teníamos familiares, amigos de infancia, pensando en eso fue que hicimos nuestra reincorporación en los territorios”, comenta Freddy Caviche, excombatiente indígena del resguardo.

Esta cooperativa se nombra mixta porque fue conformada por 18 excombatientes indígenas, afros y mestizos. Provenientes de diferentes departamentos, algunos son de Cauca, Nariño, Valle y Chocó. En este momento se encuentran asociadas más personas de las comunidad, “también incluimos a las familias y a las víctimas que han hecho parte de una u otra forma del conflicto. Queremos ser incluyentes con las comunidades que son olvidadas por el Estado y con estas personas como socios sumamos 60 miembros en la cooperativa”, agrega Freddy.

Si bien la cooperativa inicialmente se pensó agropecuaria para incluir proyectos de piscicultura, avicultura y ganadería —trabajan en cofinanciación, con la Agencia Catalana, en la cría de 5.200 gallinas y adelantan esfuerzos para llevar a cabo el proyecto piscícola y de lácteos—-, consideran el tema educativo un pilar fundamental y por donde empieza toda la gestión para poder llevar a cabo otras actividades y proyectos que consoliden su trabajo. Se han empeñado entonces en procesos de formación y en la invitación a que jóvenes hagan parte de este colectivo, para que se capaciten en temas administrativos y organizativos por medio del SENA. Aparte, están dando clases de música y llevando a cabo proyectos audiovisuales y de nivelación del bachillerato, también por medio del SENA y en compañía de las universidades del Cauca, del Valle y Santo Tomas de Aquino.

Esta cooperativa se nombra mixta porque fue conformada por 18 excombatientes indígenas, afros y mestizos. Provenientes de diferentes departamentos, algunos son de Cauca, Nariño, Valle y Chocó. En este momento se encuentran asociadas más personas de las comunidad, “también incluimos a las familias y a las víctimas que han hecho parte de una u otra forma del conflicto. Queremos ser incluyentes con las comunidades que son olvidadas por el Estado y con estas personas como socios sumamos 60 miembros en la cooperativa”, agrega Freddy.

Si bien la cooperativa inicialmente se pensó agropecuaria para incluir proyectos de piscicultura, avicultura y ganadería —trabajan en cofinanciación, con la Agencia Catalana, en la cría de 5.200 gallinas y adelantan esfuerzos para llevar a cabo el proyecto piscícola y de lácteos—-, consideran el tema educativo un pilar fundamental y por donde empieza toda la gestión para poder llevar a cabo otras actividades y proyectos que consoliden su trabajo. Se han empeñado entonces en procesos de formación y en la invitación a que jóvenes hagan parte de este colectivo, para que se capaciten en temas administrativos y organizativos por medio del SENA. Aparte, están dando clases de música y llevando a cabo proyectos audiovisuales y de nivelación del bachillerato, también por medio del SENA y en compañía de las universidades del Cauca, del Valle y Santo Tomas de Aquino.

Así lo expresa Freddy: “queremos montar una escuela musical. Estamos preparando a los muchachos para que ellos mismos desde lo administrativo puedan gestionar recursos. Se apropien de las herramientas audiovisuales y que ellos monten su propio sello discográfico, y que más adelante los mismos jóvenes sean quienes den las clases a otros jóvenes, a personas mayores y a quien quieran. Queremos expresar a través de la música la reconciliación y la inclusión”.

Fue en el 2018, cuando Fredy Caviche, excombatiente indigena perteneciente al Resguardo de Venteadero, se tomó la vocería en representación de la cooperativa para hablar con el gobernador del resguardo de ese entonces, Olmes Wilson Valencia, quien demostró siempre su apoyo al proceso de paz. Así lo expresa Julio Pascué, líder indigena: “ellos no llegaron como personas externas. Sabíamos que eran de la vereda, por eso se les da la oportunidad de ingresar al territorio después de consultar con el gobernador. En ese entonces, en el 2018, el gobernador dijo: ‘si ustedes son del territorio y quieren avanzar en un NPR (Nuevo Punto de Reagrupamiento), porque ya no les dio las condiciones en donde estaban y quieren venir a fortalecer su territorio, pues bienvenidos sean”’. Así regresaron con sus familias”.

El NPR o NAR está ubicada en la finca La Palomera, un predio familiar dentro del resguardo que tiene 20 hectáreas de tierra. “No tenemos un montaje como tal de infraestructura pero tenemos condiciones mínimas para las reuniones, capacitaciones y formación”, expresa Freddy. En este momento están en la búsqueda de recursos por medio de la Agencia Catalana para mejorar la instalación de un internet con más cobertura en esta zona y, así, poder garantizar mejor comunicación y formas de estudio virtual a los personas que se están capacitando.

“El resto de los proyectos que se han venido implementando han sido en los parcelas de los asociados. Aquí hay algo importante de resaltar y es que las comunidades han estado prestas a ceder sus predios para implementar los proyectos productivos. Y como asociados, se benefician directamente del proyecto. Podemos hablar de un arrendamiento pero a un costo mínimo, teniendo en cuenta que el comunero también se beneficia con el proyecto por ser asociado a la cooperativa, por lo que recibe también un porcentaje por el tema de la producción”, agrega Julio.

En cuanto al sostenimiento de la cooperativa, cada integrante del proceso debe buscar sus propios medios y recursos, para su sostenimiento y para aportar a la cooperativa. “Hacemos minga y un trabajo comunitario donde se cobra la mano de obra porque no tenemos financiación de otras entidades. Ha sido a través de nuestras propias manos que generamos nuestros propios recursos”, cuenta Freddy.

Las personas excombatientes que hacen parte de este proyecto colectivo cuentan con el apoyo de las autoridades indígenas del resguardo para continuar con su proceso de reincorporación, siendo incluidos con la comunidad, encaminados a la reconciliación de los territorios y fortalecidos a través de la participación de los más jóvenes, desde lo cultural y la recuperación de las tradiciones artísticas y culturales propias del pueblo Nasa. La mayoría del trabajo se ha fortalecido a través de las mingas que convocan en cada actividad. En este momento, dentro del resguardo existe una coordinación y constante comunicación con las autoridades indígenas sobre los procesos que se están llevando a cabo dentro del territorio y también son ellos quienes les brindan asesoría sobre los procesos que emprenden.

A pesar de encontrarse en territorio de resguardo indígena y estar protegidos por las autoridades indígenas, los y las excombatientes manifiestan que la situación de seguridad en el norte del Cauca es compleja porque es ‘zona roja’ del conflicto actual en el país. Además de manifestar que el Estado no da garantías de seguridad de ningún tipo, en ocasiones han tenido que desplazarse, incluso con sus familias, y salir del territorio.