“La única forma de empezar un camino hacia una paz estable y duradera en el Chocó”



En Quibdó, Chocó, se ha conformado una NAR urbana a la que pertenecen 51 excombatientes organizados en la cooperativa Héroes de Murrí y que hicieron parte del Frente 34 de las FARC y del ETCR de Vidrí, en Vigía del Fuerte (Antioquia), espacio que en junio de 2018 fue clausurado por el gobierno. “El gobierno unilateralmente decidió salir del espacio porque no había las condiciones para mantener el espacio. Supuestamente no había personal suficiente y no justificaba mantenerlo. Lo que no era cierto. Por esta decisión sale de un decreto que lo clausura. Varios nos fuimos a la ciudad de Quibdó, algunos regresaron a donde sus familiares”, cuenta el reincorporado Ditter Herrera. Otras fuentes comentaron que el ETCR se desmontó por el difícil acceso a la zona donde estaba ubicado, ya que solo podía hacerse de manera aérea o fluvial, y porque no tenían muchas posibilidades de desarrollar proyectos productivos sostenibles.


En la cooperativa Héroes de Murrí pensaron en varios proyectos colectivos, como un proyecto de cultivo de tilapia roja que vienen adelantando, a través del cual pudieran generar ingresos a los afiliados y brindar empleo a los mismos excombatientes. Sin embargo, la lucha por la viabilidad económica de estos 51 excombatientes, quienes aún le apuestan a la paz y a la reincorporación, continúa, mientras varios de ellos están buscando de qué vivir en Quibdó.


Al llegar a Quibdó, las personas excombatientes emprendieron los caminos para encontrar tierra y así poder implementar su proyecto piscícola. En noviembre de ese año fue aprobado el proyecto por el CNR. Esto fue posible gracias a los ocho millones de pesos que han otorgado a cada excombatiente para los proyectos en el marco de la reincorporación económica, incluyendo productivos, a través del llamado Capital Semilla. El primer terreno que encontraron fue el de un privado en las afueras de Quibdó, en la vía que conduce a Medellín. Entre todos alcanzaban a reunir 400.000.000 de pesos, pero este presupuesto no contemplaba la adecuación del terreno y mucho menos su compra. La cooperativa desistió de arrendarlo, “la adecuación costaba más de 200.000.000 de pesos y eso era la mitad de nuestro capital semilla”, cuenta Herrera. Tiempo después, un comerciante de la región contactó a la cooperativa y les ofreció un predio, en la vía Quibdó-Pereira, de siete hectáreas.






Miembros de la cooperativa Heroes de Murri realizan las primeras adecuaciones del terreno para implementar el proyecto de piscicultura.
Cortesía de la foto: miembro de la cooperativa.



“En este momento, el proyecto se desarrolló y se implementó en un terreno de un comerciante de Quibdó. Inicialmente nos lo dio en comodato,El comodato es una forma de préstamo de tierra para su aprovechamiento que es concedida por un tiempo establecido por parte de su dueño mientras que se daban los procesos de compra, lo cual nunca se dio, por lo que el comerciante decidió donarnos la tierra para el terreno de la cooperativa. Desde ahí, empezamos todo el trámite legal para el traspaso, pero todo son recursos y nosotros no tenemos con qué. Esos trámites tienen un costo y en eso estamos estancados en este momento. No hemos podido conseguir el dinero para esto”, aseguró un reincorporado.






Finalización de la construcción de los tanques de cultivo de tilapia roja en la NAR.
Cortesía de la foto: miembro de la cooperativa Héroes de Murrí.



Desde entonces y en alianza con la Asociación Aguas de Paz, el CNR, el SENA y el proyecto Entornos Productivos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), han construido siete estanques de geomembrana de 10 diámetros de ancho y 1,20 metros de profundidad, que cuentan con la capacidad de almacenar 78 metros cúbicos de agua para el cultivo de peces y su capacitación en las técnicas de la piscicultura.


El proyecto inició con la inversión de los estanques, la infraestructura y adecuaciones necesarias. Inicialmente construyeron las vías de acceso, ya que no había carreteras, cosa que no estaba contemplada en la formulación del proyecto. “En este momento necesitamos un pozo subterráneo porque es un predio que no tiene agua suficiente, aunque tiene la ventaja de que es plano y se prestó para el montaje. Al no tener agua suficiente, se alimenta de aguas lluvias que se recogen en un pozo reservorio”, agrega Herrera.


A pesar de que han logrado grandes avances, sobre todo en la obtención de la tierra para su proyecto piscícola, actualmente hay varias necesidades que atraviesan los y las excombatientes de la cooperativa Héroes de Murrí: “en este momento, la cooperativa no tiene recursos, la cooperativa tiene bienes, pero recursos no. Tenemos producción, sí, pero en este momento lo poco que se ha producido ha servido para el sostenimiento, para los gastos de adecuaciones, como por ejemplo: algún repuesto, combustible para la planta, combustible para limpiar el predio. Hemos sacado algunas producciones, no han sido lo que esperábamos”, dice Herrera.


En total, hay entre 90 y 110 excombatientes de Chocó que han seguido adelante a pesar de las dificultades del proceso de paz, la reincorporación y el abandono estatal que aducen al apoyo para implementación de los proyectos productivos. Es por eso que un grupo de mujeres excombatientes pertenecientes también a la cooperativa, se unieron para encontrar otros caminos de subsistencia. Yorladiz Jimenez, mujer excombatiente de 24 años, junto con un grupo de 50 mujeres afros, indígenas, mestizas y blancas, mujeres cabezas de hogar, lideresas y víctimas del conflicto armado, conformaron la corporación Mujeres Constructoras de Paz y Reconciliación. La registraron formalmente en diciembre de 2020. Como diría Yorladiz: “la corporación y la cooperativa Héroes de Murrí somos una misma familia”.


Las mujeres, pero también compañeros que hacen parte, han montado el restaurante La Rancha de mi Pueblo, ubicado en el sector Chambacú, en Quibdó, que surge de la necesidad económica pero también para rescatar la cultura ancestral de los productos nativos del Chocó. “Más que vender un plato de comida es vender una historia para resaltar los productos de la región. ‘La Rancha' busca ayudar al campesino a sacar sus productos al mercado”, aseguran. Ayudar al campesino, a las madres cabeza de hogar y víctimas del conflicto. Lo han logrado gracias a la gestión de recursos por medio de entidades como la ONU, la Diócesis de Quibdó, la ARN, el PNUD y el CNR, gestión que hace parte de las labores de las mujeres que encabezan esta corporación.






Mujeres integrantes de la corporación Mujeres Constructoras de Paz y Reconciliación en el restaurante la Rancha de mi Pueblo.
Cortesía de la foto: Yorladiz Jimenez, excombatiente.



Además del proyecto del restaurante, trabajan iniciativas educativas para fortalecer a las mujeres en temas de género, ayudando con talleres, capacitaciones y acompañamiento al campesino, a las víctimas y las personas excombatientes. Así, han querido incluir a los jóvenes de los diferentes barrios con iniciativas educativas en temas de formulación de proyectos, atención al cliente, mercadeo, ventas y manipulación de alimentos, en las que reciben formación y apoyo por parte del SENA. “El trabajo con víctimas y jóvenes ha sido fundamental en nuestro proceso de reincorporación, creemos que incluyendo a todas las víctimas y trabajar de la mano con ellas es la única forma de empezar un camino hacia una paz estable y duradera en el Chocó ”, agrega Yorladiz.


Los excombatientes de Quibdó hoy buscan un sustento a través del cultivo de la tilapia roja, de la venta de platos tipicos del Choco y del fortalecimiento del tejido social con la misma comunidad, que incluye a las víctimas del conflicto armado, con la esperanza y con la plena convicción de que la paz se teje y fortalece a través del trabajo solidario y constante, a pesar de las dificultades que aún se siguen encontrando en el camino por la falta de recursos y apoyo estatal. Aunque haya grandes obstáculos como el tema de inseguridad que se vive en el territorio con la proliferación de grupos armados ilegales, ellas y ellos dicen estar decididos a mantener su frente en alto y avanzar.









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